Estar presente es estar de verdad. No solo físicamente, sino con el corazón. Es parar el piloto automático, volver al cuerpo, escuchar lo que pasa dentro y fuera.
La presencia se practica: respirando, soltando expectativas, sintiendo el momento tal como es.
No siempre es fácil. Pero es un regalo. Cuando estamos presentes, todo se vuelve más claro. Más lento. Más nuestro.
Pequeños gestos para empezar:
Mira por la ventana unos minutos sin hacer nada más.
Apaga el móvil mientras desayunas.
Escucha una canción con toda tu atención.
Estar presente es volver a casa.
Con amor, Alma