Vivimos rodeadas de ruido y distracciones. Muchas veces hablamos, pero no siempre nos sentimos escuchadas. Cuando alguien nos escucha de verdad, sin prisas ni juicios, algo dentro se relaja.
Sentirse escuchada es sentirse vista, reconocida. Es dar espacio a partes de nosotras que solemos esconder. Es aliviar la carga. Es empezar a entendernos.
Si alguna vez te has sentido invisible, sabes lo que duele no ser escuchada. Crear espacios de escucha es, para mí, una forma de sanar. De recordarnos que lo que sentimos importa.
Aquí tienes un lugar para hablar y ser escuchada. Sin prisas. Sin filtros.
Con respeto y presencia, Alma