Decir que no puede ser difícil. Nos han enseñado a complacer, a poner las necesidades de los demás por delante de las nuestras. Pero cada “sí” que damos cuando queremos decir “no” es una pequeña traición a nosotras mismas.
Decir que no es decirte sí a ti. Es proteger tu tiempo, tu energía, tu calma.
Prueba a empezar por:
Hacer una pausa antes de responder.
Practicar frases claras y amables.
Recordar que no tienes que justificarte tanto.
Aprender a decir que no es un acto de respeto propio. Se practica, poco a poco.
Si quieres hablar de poner límites, aquí tienes un lugar seguro.
Con fuerza y suavidad, Alma