A veces creemos que detenernos es rendirnos. Que parar es un fracaso, un retroceso. Nos repetimos que si paramos, nos quedamos atrás. Que hay que seguir, hacer, producir, demostrar… aunque por dentro estemos agotadas.
Pero la pausa no es derrota. Parar, a veces, es la única forma de seguir.
Cuando vivimos sin espacio para respirar, sin escucharnos, sin silencio, nos alejamos de nosotras mismas. El cuerpo habla: se cansa, se tensiona, se apaga. La mente se llena de ruido. El corazón, de peso.
Parar es hacer sitio.
Parar es mirar hacia dentro y preguntarnos: ¿Qué necesito ahora?
Parar es sostener la incomodidad de no saber qué viene después. Es un acto de valentía. Es volver a confiar.
🍃 Qué pasa cuando paramos
Al principio, la pausa puede dar miedo. Nos enfrentamos a todo lo que hemos ido apartando: pensamientos, emociones, preguntas. A veces duele. O incomoda. Pero en esa quietud empiezan a aparecer respuestas. La pausa abre puertas que el ruido mantiene cerradas.
🕊️ Pequeños gestos para practicar la pausa
No hace falta retirarse al campo ni cambiar de vida. A veces basta con detenerse unos minutos.
Aquí tienes algunas ideas para hoy:
Apaga el móvil durante una hora.
Respira hondo tres veces antes de contestar un mensaje.
Sal a dar un paseo sin rumbo, sin meta.
Siéntate con un cuaderno y escribe lo que te preocupa.
Haz nada. Aunque solo sean cinco minutos.
Parar también es avanzar.
A tu ritmo. Cuando lo necesites. Cuando tu cuerpo lo pida.
💛 Si quieres compartir este momento de pausa
Si sientes que necesitas un espacio donde parar y ser escuchada, estaré encantada de acompañarte.
Con calma, Alma